¡Qué cara!

La sociedad española se va desmembrando (las otras me traen bastante más sin cuidado). Asistimos a ello sin ser plenamente conscientes de lo que está ocurriendo: políticos ladrones y mentirosos, éxodo de nuestros hijos, invasión de culturas extranjeras a base de sujetos y sujetas que carecen de moralidad… como nuestros políticos.

Todo vale; da lo mismo 8 que 80. Las vueltas de tuerca se suceden sin que amenace ruptura del sistema sustentado por este pueblo manso y dócil, y presenciamos el deterioro de nuestra sociedad sin pararnos a pensar adónde nos llevará la actual rapacidad que permitimos. Todo nos parece bien porque hemos perdido el norte una vez minada y deteriorada nuestra escala de valores.

Como muestra de cuanto antecede voy a exponer lo que ocurre en Llanes, llamada por los detractores de un sistema político que se justifica a sí mismo para perpetuarse, «la Marbella del norte» y no por sus horas de sol anuales, obviamente.

El club de voleibol local, deporte al que no asisten ni los padres de las jugadoras, ni sus amigos más íntimos, se ha atrevido a comercializar un concepto elevado como el de solidaridad.

El altruismo, gesto que debe realizarse en silencio y sin propaganda, es aquí devaluado a la categoría de vil moneda de cambio.

Solidarícese con ellos y acuda altruistamente al partido con un lote de productos en un gesto filantrópico con no se sabe muy bien qué o quién; no se sabe si lo necesitan (o en qué grado lo necesitan) o si lo han solicitado (que lo mismo el centro escolar lo rechaza por innecesario), ni se sabe bajo qué criterios serán repartidos (probablemente acabarán siendo usufructuarias de las donaciones las propias jugadoras habida cuenta de que son aún escolares; sería lo lógico si con semejante iniciativa consiguen que acudan sus padres). De paso se queda usted a verlos jugar, que sólo va el árbitro, y ha habido veces que ni eso tampoco.

Utilizar conceptos tan dignos como solidaridad, altruismo, filantropía, generosidad, caridad, piedad o amor al prójimo para beneficio particular debería ser delito de lesa humanidad. ¿Comenzarán a darse réplicas en los alrededores para extenderse esta obscenidad cual gangrena social?

Sigue sin acudir público a presenciar el voleibol al municipal de Llanes, pero temo qué será lo siguiente una vez caído tan bajo. ¿Pedir alimentos no perecederos para enviarlos al Congo o más lejos, dónde nadie los vea llegar? He visto cómo un pueblo se ha volcado con material escolar para los niños saharauis y dicho material (unos 100 kilos) quedó depositado por espacio de más de dos años y medio en el almacén del polideportivo hasta que lo dejó inservible una avenida.

He dejado para el final el desmontaje de esta engañifa: el club de voleibol aparece como entidad solidaria y responsable cuando realmente pide solidaridad a los demás. ¿Pero qué hacen ellos para convertirse en el centro de esta iniciativa y ser noticiables? ¿Jugar un partido? Si lo van a jugar igual…