Barra libre para todos

«Casillas pide el Príncipe de Asturias para la Selección [de fútbol sala]».

Que estos chavales son el patito feo de la todopoderosa RFEF es algo que todo españolito sabe; que llevan tropecientos títulos continentales y mundiales es algo que todo futbolero sabe; que se merecen mayor reconocimiento es algo que debería sonrojar (tanto como la camisola) a federativos, prensa y mundejo del fútbol prao en general.

Bien podría este laureado portero encabezar una iniciativa para agasajarles como se merecen, y pagar a escote con sus millonarios amigotes de la otra selección, la de los cisnes, los fastos que se ocasionen. Pero decididamente no es lo mismo predicar que dar trigo, porque lo que predica es que se haga con dinero público (sí, el premio lo organiza una fundación y blablablá, pero subvencionada en gran medida con dinero público). Ya están bastante maltrechas al arcas del Erario asturiano con unas nuevas y sangrantes elecciones regionales (hablan de un coste de seis millones de euros, mil millones de pesetas) para el mes próximo como para que sigamos pagando la promoción de los Borbones, que si mis cuentas no me engañan tienen mayor patrimonio que todo el (rimbombantemente llamado) Principado de Asturias. La pagamos los desahuciados y parados, la pagamos los que sufrimos una bajada del sueldo, la pagamos los que nos quedamos sin subvenciones, la pagamos los que soportamos la subida de impuestos, de combustible, luz, gas… Mejor no me repito… ito.

Bula para no trabajar

Euan Murray juega de pilier con el XV del Cardo, pero este fin de semana se ha quedado en casa por decisión propia. Resulta que de la noche a la mañana se hizo creyente (o muy creyente, que ignoro la cantidad de creencia que le tiene afectado) y desde 2009 no juega los domingos porque su religión le prohíbe trabajar ese día. En puridad, jugar al rugby para él sí es un trabajo dado que es deportista profesional, lo cual constituye un problema porque los partidos se deberían jugar preferentemente en domingo, para solaz de la parroquia que paga directa o indirectamente esos sueldazos (no tan millonarios como los del fútbol).

Es tan profesional con la selección de la federación de Escocia como lo es con los Falcons de Newcastle. Y han comentado por la tele que tanto en su federación como en su equipo respetan sus creencias.

A mí esto me tiene amoscado (por supuesto me ha venido a la memoria aquel filme ochentero, «Carros de fuego»). Yo pensaba que esto era propio de otras épocas o de musulmanes y judíos (ya lo comenté en el blog anterior) y respetado en sus culturas, pero por lo visto en Occidente también se estila. Esta semana tengo planeado decirle a mi empresa que mi religión no me permite trabajar los lunes, a ver si también a mí me respetan mis creencias. Al fin y al cabo cobro menos que este «profesional».

Tenis: control y culebrón

Nadal se desayuna hoy con un control antidopaje sorpresa y suelta la rabia (contenida) en su cuenta de twitter (que digo yo, que mira que hay gente comemierda que está pendiente de las cuentas twitter de los famosos… ¿o será que para eso las tienen?) (me excuso porque yo lo he leído en la prensa… ¿seria?).

Pues mira, majo, si «era de esperar» y te alegras «de que sea así», ¿para qué se lo cuentas al mundo? ¿No eras tú el que pasaba unos catorce controles sorpresa al año? (cito de memoria, quizá fueran más). ¿Por qué entonces le has dado más importancia a éste? Prosigue con tu vida de millonario y continúa jugando, que es para lo que te pagan (pagamos) y no nos interesan tus compromisos ni los problemas que te ocasionan.

Los Vicario andan a la gresca porque la niña de sus ojos ha decidido contar al mundo que su familia se aprovechó de ella y de sus ganancias (¡leche!, qué manía tienen los famosos de contar su vida e intimidades al mundo, como si los demás mortales no tuviéramos suficiente con nuestros problemas… como si nos importaran los de ellos). Tal vez los padres creyeran (pensaran) que el dinero les pertenecía en calidad de bienes gananciales o comunidad de bienes o derechos paternales.

Ahora están jugando a ver quién desprestigia más a quién: Arantxita desde su visión de dolida y resentida, sus padres desde su punto de vista de ofendidos y amantísimos (de momento van 15 iguales, pero llegarán más lejos). Los hermanos… bueno, en realidad los hermanos de la chavala nunca pintaron mucho… ni peso ni criterio (recordemos cómo al Emilito le colaron los Nadal y compañía aquella infame carta pública al presidente de la federación de tenis y cómo desapareció poco después sin dejar rastro) (bueno, sí, consiguió que el ingenioso hidalgo don Rodríguez Zapatero soltara aquella estulticia de que iba a crear un ministerio específico del deporte). Mientras los padres dicen que la familia la perdonaría, y los memos de la ReD se ponen de parte de unos y de otros, aún no he visto que los amantísimos progenitores desmintieran y desmontaran una a una las acusaciones de su retoña. Y todos sabemos los abusos que se comenten en los entornos familiares con los niños prodigio (del deporte y de otras materias… es un hecho histórico).

Que nos dejen en paz con sus cuitas Vicarios y Nadales. En tanto que personas públicas sólo se les pide que hagan bien su trabajo y que luego sepan desaparecer. Ya tenemos bastante con la que nos está cayendo con la inútil clase política que asola España desde el Congreso hasta el más pequeño de los Ayuntamientos.

This is Spain

Se mofan en un canal privado de los éxitos del deporte español; es lo que pasa por tener alelados en el Gobierno que alardearon de algo que llaman “la marca España” o soltaron aquello de que los mejores embajadores españoles son los deportistas.

Como era previsible, más tripas que cerebro en las declaraciones españolas en el caso del Filete. Bahamontes parece estar gagá al afirmar: «“El problema es que hace mucho que los franceses no ganan nada”». Sí, maestro; seguro que ese es el problema y no que una sustancia apareciera donde no debía estar.

La raíz de esta actitud de negación generalizada que se ha instaurado en nuestro país partió del ingenioso hidalgo don José Luis Rodríguez Zapatero: «“No hay ninguna razón jurídica para sancionar a Contador”». ¿Recuerdan? Eso se llama injerencia de un Gobierno en asuntos de índole privada. No olvidemos que la FIFA puso en su sitio a un desnortado Lissavetzky con motivo del asunto de las elecciones a la RFEF.

Y a fe que seguimos desnortados por la piel de toro cuando un Secretario de Estado se permite enviar una carta institucional a un ministro extranjero. ¿Para qué tenemos —y pagamos— ministros? ¿Desde cuándo se permite en diplomacia saltarse los escalafones y puentear al superior jerárquico? Nuestros dirigentes siguen sin miedo al ridículo y alegan el patrio “y tú más” (leer el cuarto párrafo de la noticia enlazada aquí arriba). La fuerza de la costumbre: tal argumento es el único que oímos a sus señorías en el hemiciclo de las Cortes españolas.

El nuevo ministro de la comba y las pesas, de tan corto como raro apellido, cae en el error de Bahamontes: «“Después de todos los años que llevan los franceses sin ganar Roland Garros y el Tour de Francia […]”». La culpa siempre es de ellos (unos envidiosos), y mejor negar la evidencia cuando uno de los más laureados embajadores españoles ha sido pillado en un renuncio.

Mucho más sabio que los nuestros ha sido el ministro francés Barnier, blanco en alguna ocasión de la sátira de esa cadena privada: «“(…) hemos aprendido a no hacer comentarios, porque no resulta útil”». Aquí no… Aquí no tenemos capacidad de aprender… Ni siquiera de nuestros errores… ¿Un gran ejemplo? Aquella famosísima portada de El Jueves que dio la vuelta al mundo cuando algunos pelotas reales secuestraron la revista, portada que a estas alturas el imaginario colectivo ya habría olvidado. Pero la elevaron a la categoría de hito precisamente por prestarle atención. ¿Un pequeño ejemplo? Cuando el pequeñín de la casa suelta un taco o una grosería lo menos aconsejable es insistirle en que no la repita. Se trata del mismo (simple) principio.

Preocupante que en España no gocemos de esa capacidad; ni el pueblo, ni los periodistas, ni los dirigentes (lo acabamos de ver). En lugar de aplicar la pausa y la reflexión entramos al trapo (toros, piel de toro, la furia… sobran los referentes) y nos mostramos dolidos, enviando inequívoca señal de que el dardo (la banderilla) ha llegado a su destino. This is Spain.

Actualización del 10.02.2012 a las 23:13
«Wert da por zanjada la polémica de los guiñoles franceses» (Wert es el ministro español, aunque no lo parezca).
Tarde y mal, así se han dado cuenta del error comentado en este post. Lo deseable sería que hicieran aquel propósito de la enmienda con que nos bombardeaba el cura —éstos que son tan meapilas—, y en futuras ocasiones no dejar que las tripas les salgan por la boca. ¿Lo conseguirán? La historia nos dice que no. El político español es tan simple y visceral que al creerse acosado dice lo que le pasa por la cabeza.

Actualización del 12.02.2012 a las 20:34
Si es lo que tenemos en este país, que no sabemos estar. Pasamos del blanco al negro, del amor al odio, de la carne al pescado, de pedir a amenazar o de bombero a pirómano en un santiamén:
«El presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal […] este fin de semana espera un aplauso a cada deportista francés que pise un estadio de fútbol, una pista de baloncesto o una cancha balonmano».

Me pregunto si este tío está en sus cabales, o si piensa cada mañana lo que va decir en sus comparecencias diarias, o si su entorno analiza (para corregir) sus salidas del tiesto. Quizá la próxima vez nos conmine a llevar a la frontera algunos dulces típicos del país (aunque no nos los aceptarían por si llevan hidratos clembuterados).

Confundir al público

A raíz del caso «Filete» Contador es sonrojante la candidez o la ignorancia del periodista que ha firmado este texto (que encontrarán en el ladillo de la noticia enlazada):

Lo que podría dejar de ganar […] podría acercarse a los 15 millones de euros. Una preocupación más que añadir a las que ya tiene, aunque la más importante es la deportiva.

¿Y para qué cree este tipo que corren estos tíos? Pues para ganar dinero, ¿para qué si no? Con una visión tan simplista de la realidad no me extraña que en España nos pasen cosas tan esperpénticas como las que nos pasan. ¡Qué país!