Compinches

«Zinedine Zidane ha saltado en defensa de Pepe…».

No es de extrañar que un tipo que amochó a un defensa en toda una final del campeonato del mundo de selecciones, digamos el partido más grande jamás concebido, quiera despejar los nubarrones que se ciernen sobre el reincidente central madridista (recordemos que no hace tanto arreó unas coces en la espalda de un caído defensa del Getafe). Quizá crea que así expía su condena, que debía ser la de no volver a abrir su bocona por los siglos de los siglos.

Si alguno que vista de blanco quiere aprender, podría mirar a otros señores que no hace tanto también vestían de blanco riguroso. Cierto que han relajado un tanto la cosa de la uniformidad, pero siguen sin entender de libertinajes:

«Nalbandian, multado con 8.000 dólares por tirar agua a un empleado del Abierto de Australia».

¡Ojo!, sólo por tirar agua… si le llega a pisar un pie quizá lo hubieran inhabilitado. No se pierdan el final de la noticia enlazada: al español Juan Carlos Ferrero le han sancionado con «1.500 dólares por soltar «una obscenidad audible»».

Hasta que no vistan al fútbol de un blanco virginal e inmaculado, las inmundicias que se van acumulando crean la ilusión de que todo puede ser justificado.