Archivo mensual: enero 2012

Compinches

«Zinedine Zidane ha saltado en defensa de Pepe…».

No es de extrañar que un tipo que amochó a un defensa en toda una final del campeonato del mundo de selecciones, digamos el partido más grande jamás concebido, quiera despejar los nubarrones que se ciernen sobre el reincidente central madridista (recordemos que no hace tanto arreó unas coces en la espalda de un caído defensa del Getafe). Quizá crea que así expía su condena, que debía ser la de no volver a abrir su bocona por los siglos de los siglos.

Si alguno que vista de blanco quiere aprender, podría mirar a otros señores que no hace tanto también vestían de blanco riguroso. Cierto que han relajado un tanto la cosa de la uniformidad, pero siguen sin entender de libertinajes:

«Nalbandian, multado con 8.000 dólares por tirar agua a un empleado del Abierto de Australia».

¡Ojo!, sólo por tirar agua… si le llega a pisar un pie quizá lo hubieran inhabilitado. No se pierdan el final de la noticia enlazada: al español Juan Carlos Ferrero le han sancionado con «1.500 dólares por soltar «una obscenidad audible»».

Hasta que no vistan al fútbol de un blanco virginal e inmaculado, las inmundicias que se van acumulando crean la ilusión de que todo puede ser justificado.

Giro reflexivo

Ayer el periodista de ese canal pus preguntó hasta el hartazgo a unos y a otros si el Madrid se encoge sistemáticamente ante el Barça. Obviamente nadie le dijo que sí; pero si hubiera hecho un ejercicio de reflexión para trastocar la pregunta todos le habrían contestado afirmativamente: «¿Le tiene cogida la medida este Barça a este Madrid?».

Clásico aburrimiento

Vaya por delante que no me apasiona el fútbol/religión porque es un deporte primitivo en cuanto a sus reglas, por el exceso de fervor que vierten sus acólitos, por estar dirigido al entontecimiento de las masas, y, en fin, por tantas y tantas estupideces como se dicen en torno a él. Me limito a verlo como quien asiste a un espectáculo (deportivo).

Me aburre ad náuseam el clásico Barça-Madrid y viceversa por lo previsible de un guión ya escrito: impotencia del elenco blanco ante el método (casi indolente) del guión blaugrana. Los primeros se adelantan, los otros siguen a lo suyo, y acaban ganando. Estoy convencido de que si el Madrid se fuera de tres goles, la maquineta seguiría sin salirse del libreto (quizá porque no saben hacer otra cosa).

Por eso me aburre, porque el final del peliculón (del espectáculo) ya está escrito. Cuando veo «Waterworld» aguardo expectante a que Kevin Costner llegue a Tierra (prometida) y diga aquello de que se siente raro y que se marea y hasta le da un vahído porque aquel lugar donde está pisando no se mueve. Si cada vez que visionara la película el final fuera distinto resultaría divertido… Salvo para los incondicionales de Kevin (lo sé), a los que sólo les vale que su héroe solitario siga siéndolo. Así, con ver esa película cada dos o tres años tengo bastante.

Sin embargo hay una película que no me aburro de ver a menudo: «Los visitantes», con Jean Reno y Christian Clavier. Quizá porque es una comedia… Sí, va a ser eso… Y ahora que caigo… empiezo a entender por qué los integristas del Barça no se aburren con el mismo final y los fundamentalistas del Madrid lo ven como un film de terror. Claro, que si lo vieran (y vivieran) como un espectáculo (deportivo)… Es algo tan primitivo…