El sentido de la proporción

Lo que a mí me causa espanto es que el licenciado Messi, que no sabe hacer una división con decimales, y que a lo mejor tampoco la resuelve aunque le dejen la calculadora, haya «supuestamente» (no me vayan a empapelar ahora) defraudado 4.164.000 euros. Y también me indigna que el medio de comunicación eluda el pico, que es de 164.000 euros, y redondee alegremente la cifra. Para que yo gane ese pico tan insignificante con mis trece pagas anuales de mil euros han de transcurrir la friolera de doce años y medio. He dicho para que los gane, no para que los ahorre…

El tipo y su padre se embolsan «supuestamente» una cantidad tal que no puede medirse en sueldos de un trabajador (suponen unos 320 años trabajados con mis trece pagas de mil euros). Un dinero que es público, un dinero que es del pueblo.

Y no entremos en profundidades filosóficas, porque la eminencia del Messi «supuestamente» se ha olvidado de declarar a Hacienda una cantidad de euros (que no de pesetas) que en comparación con las cantidades que distraen los políticos y otros criminales son propinas.

También me indigna y me pone de muy mal humor que se siga adelante con la maldita candidatura de la Madrid olímpica cuando sabemos que las ciudades y por ende los países que albergan estas macrocitas deportivas quedan seriamente dañadas en sus presupuestos durante al menos diez años. Pero sin sonrojo alguno ni atisbo de padecerlo nos dicen que estos juegos olímpicos van a beneficiar al país… Esta historia va a beneficiar a los chorizos que las promueven o cuando menos eso esperan ellos. Y me da aún más coraje que haya atontaos que se las dan de indignaos que aplauden, participan y se pegan por ser voluntarios en los actos organizados por los espabilaos que nos van a dejar un agujero del que no podremos abstraernos.

Estos días atrás alguien ha posteado con gran dramatismo el desenlace que tuvo una persecución canina que acabó con un tiro al animal por parte de la policía municipal, cuya misión a lo mejor es la de proteger a los transeúntes y no a los perros. Y la crónica que enlazan en la noticia, estomagante y capciosa a más no poder, también me ha soliviantado el ánimo. ¿Pero quién se cree el tipo o tipa que así escribe?:

Por último, se están recogiendo firmas en el barrio para denunciar lo que ha sido un ASESINATO sin JUSTIFICACIÓN en pleno núcleo urbano. Por cierto, se han llevado al dueño detenido por llevarlo suelto, jodete, qué vergüenza!!!

Me jode mucho subir la foto, me ha costado llorar amargamente como hacía tiempo que no hacía, pero es necesario abrir los ojos de la gente que cree vive en un mundo seguro y que creen que nunca les va a pasar estas cosas porque son “gente normal”

Que ni signos de puntuación sabe poner… bueno, claro, con la llorera igual se le han olvidado. Tildar de ASESINATO (sic) la muerte de un perro dice muy poco de la coherencia, el discernimiento, la claridad de ideas o el equilibrio mental de esta persona. Es lamentable, sí, que haya gente tan sensible que quiera obligarnos a pensar como ellos.

Todos estos tipos y tipas que lloran cuando se mata o se maltrata un perro, ¿dónde están cuándo se cometen atrocidades contra otros seres humanos? ¿Por qué no se significan cuando se viola a una niña, se maltrata a un anciano, se apedrea a una mujer o se mutila a un hombre? Si quieren ver actos con los que mostrarse ofendidos les puedo ofrecer unas cuantas imágenes.

En LiveLeak.com suelen o solían subir vídeos, algunos realmente estremecedores, del día a día en nuestra sociedad o en alguna otra que nos es afín. Cuando esta web se llamaba Ogrish se subieron vídeos de talibanes degollando a cuchillo y en vivo a algunos ingenieros americanos. Recuerdo que se podían bajar colecciones con nombres pintorescos, y que yo, ingenuamente, me descargué una llamada Islam’s Happy Faces o algo similar. Sólo visioné el primero de los vídeos, y aún no he olvidado lo que vi, y han pasado casi siete años. Tampoco he olvidado que estuve repugnado y revuelto durante más de un mes, siendo incapaz de quitarme aquella ejecución absurda de la memoria.

Si alguno de estos amantes de los animales quiere perturbarse de verdad, me puede pedir el vídeo que se lo busco entre las decenas de discos que hay en un cajón por aquí tirados.

Y no me vale la hipocresía que exhibe el Reverte, al que gusto de leer salvo cuando se pone tierno con el tema de los perros, volviéndose pedante y torpe, habiendo llegado a escribir: «He dicho muchas veces que ningún ser humano vale lo que un buen perro. Cuando uno de nosotros muere, no se pierde gran cosa». Seguro que no se refería a su hija. Sabemos que el señor Reverte ha visto enormes desgracias como reportero de guerra, de lo que alardea cada vez que tiene ocasión (y si no la crea) porque ello le sitúa en un plano superior al de sus sedentarios lectores, aunque tiene el buen tono de hacerlo afectando cierta modestia. Pero apuesto a que por muchas experiencias vividas aún le falta degustar en primera persona las desgracias que padecían los demás en esos conflictos nacionales e internacionales. Cuando se le mueran sus seres queridos o sus amigos del trile y el timo nos dirá que esos sí valían más que una docena de buenos perros.

Me gustó que Toni Cantó expusiera sin tapujos en el Congreso de los Imputados Diputados algo así como que los animales no tienen derechos; no tienen derecho a la vida, y no tienen derecho a la libertad. A los animales los maltratamos. A lo que yo añadí: ¡toma!, como que nos los comemos. Y bien ricos que están…

A este paso los perros caga-aceras y los perros más educados que cagan en el verde del parque donde los niños juegan dándose vueltas y revueltas, los que ladran toda la noche porque sus amos llegan a las seis o siete de la mañana, los que te llenan de babas sin que se lo pidas porque sus amos los llevan sueltos, los que mean en las aceras y en los parques sin que sus amos recojan el orín mientras te llaman a ti la atención si pones al niño a que haga pipí en la alcantarilla, los que te dan un susto porque corretean hacia tu hijo sin bozal siendo especies catalogadas como potencialmente peligrosas, los que te saltan a la bici cuando te adelantan coches por las vías urbanas, en fin, los perros que desoyen las voces de amos que no se han tomado la molestia de amaestrarlos y mira que es tan fácil que hasta un tonto consigue que un can le haga caso; todos esos animales chuscos o con pedrigí acabarán con derecho a voto en esta sociedad afectada y amariconada (y ahora vendrá la NBA y me multará con 75.000 dólares… ¡ah, no, carajo!, que no trabajo para ella). ¡Leche!, es que entre impuestos, multas y cánones han conseguido que uno camine (y escriba) acongojado.