El tonto del bote

La sociedad ha adquirido un ritmo vertiginoso tanto para lo bueno (avances tecnológicos –no tanto científicos–, un suponer) como para lo malo. En la parte negativa incluya el lector cuanto se le ocurra, que quien suscribe apuntará la actual vorágine por hacerse famoso de cualquier forma.

Ahí están esos estúpidos programas que los más menguados defienden como experimentos sociales sólo porque reúnen a una docenita de personas (eso sí, de escaso bagaje cultural o/y pesonal). Así las cosas llega la noticia de que un socio del Barça –apuesto a que más por ansias de notoriedad que por deseos de justicia– ha presentado una denuncia contra el reincidente central del R.Madrid conocido como Pepe. Viene esta denuncia a cuento de que al intocable –y últimamente demasiado teatrero– Messi, el susodicho le pisó una mano.
«Un socio del Barça presenta una denuncia por lesiones contra Pepe».

Debe ser «perruquero» el soci puesto que riza el rizo del absurdo: no denuncia ‘el lesionado’, no denuncia el club que se vería damnificado, y va y denuncia un mindundi que se entromete en vidas ajenas. ¿Es que el Messi es tan idiota que ha de ser defendido por terceras personas a las que no conoce de nada? ¿Es que el todopoderoso Barça es incapaz de movilizar su cuerpo de abogados?

Veremos qué ocurre, o más bien cómo se quitan los jueces esta boutade de encima. En principio lesiones no parece que hubiera habido, entendiendo lesiones en el más amplio sentido de la palabra. Ni todos los pisotones producen lesiones, ni la bota del energúmeno Pepe estaba toda ella llena de tacos.

Principio y final

El mundo del fútbol es muy raro. Todo lo que en él sucede es extraño. He aquí un botón de muestra.

El 15 de junio del pasado año 2011 el prestigioso portal deportivo-jurídico Iusport se hacía eco de una posible inmoralidad: «El escándalo del sorteo de la fase de ascenso a Segunda B en vídeo». Sí, sí: documentado con un vídeo.

Sigan las instrucciones del portal Iusport y sitúen la acción del vídeo unos segundos antes del minuto 3:55. Oirán que al (no hay motivo para dudarlo) presidente del Alcobendas Sport le dicen dónde está la bola de la Arandina. El hombre agarra una bola, y sin soltarla da vueltas a las otras dos que había en la pecera… y por arte de birlibirloque saca la bola de la Arandina.

Y el tipo (que alguien explique por qué) celebra como un éxito que haya salido la bola por la que había preguntado. Luego le dicen que aún queda averiguar el nombre del rival, y sin ruborizarse un ápice agarra directamente una bola concreta de otra pecera y resulta que es la de su club, el Alcobendas Sport. ¿Por qué celebrar el deseado emparejamiento antes de que sucediera?

Sigan leyendo la información que ofrece Iusport… Es todo muy sospechoso, ¿verdad? Bueno, pues esto es el principio.

El final es que la Arandina milita este año en el grupo II de la 2ª división B y el Alcobendas Sport se ha quedado en 3ª división, encuadrado en el grupo VII.

¿Por qué tiene que ser todo tan raro en el mundejo del fútbol? (Y luego se quejan cuando se les cuestiona su seriedad).

Compinches

«Zinedine Zidane ha saltado en defensa de Pepe…».

No es de extrañar que un tipo que amochó a un defensa en toda una final del campeonato del mundo de selecciones, digamos el partido más grande jamás concebido, quiera despejar los nubarrones que se ciernen sobre el reincidente central madridista (recordemos que no hace tanto arreó unas coces en la espalda de un caído defensa del Getafe). Quizá crea que así expía su condena, que debía ser la de no volver a abrir su bocona por los siglos de los siglos.

Si alguno que vista de blanco quiere aprender, podría mirar a otros señores que no hace tanto también vestían de blanco riguroso. Cierto que han relajado un tanto la cosa de la uniformidad, pero siguen sin entender de libertinajes:

«Nalbandian, multado con 8.000 dólares por tirar agua a un empleado del Abierto de Australia».

¡Ojo!, sólo por tirar agua… si le llega a pisar un pie quizá lo hubieran inhabilitado. No se pierdan el final de la noticia enlazada: al español Juan Carlos Ferrero le han sancionado con «1.500 dólares por soltar «una obscenidad audible»».

Hasta que no vistan al fútbol de un blanco virginal e inmaculado, las inmundicias que se van acumulando crean la ilusión de que todo puede ser justificado.

Giro reflexivo

Ayer el periodista de ese canal pus preguntó hasta el hartazgo a unos y a otros si el Madrid se encoge sistemáticamente ante el Barça. Obviamente nadie le dijo que sí; pero si hubiera hecho un ejercicio de reflexión para trastocar la pregunta todos le habrían contestado afirmativamente: «¿Le tiene cogida la medida este Barça a este Madrid?».

Clásico aburrimiento

Vaya por delante que no me apasiona el fútbol/religión porque es un deporte primitivo en cuanto a sus reglas, por el exceso de fervor que vierten sus acólitos, por estar dirigido al entontecimiento de las masas, y, en fin, por tantas y tantas estupideces como se dicen en torno a él. Me limito a verlo como quien asiste a un espectáculo (deportivo).

Me aburre ad náuseam el clásico Barça-Madrid y viceversa por lo previsible de un guión ya escrito: impotencia del elenco blanco ante el método (casi indolente) del guión blaugrana. Los primeros se adelantan, los otros siguen a lo suyo, y acaban ganando. Estoy convencido de que si el Madrid se fuera de tres goles, la maquineta seguiría sin salirse del libreto (quizá porque no saben hacer otra cosa).

Por eso me aburre, porque el final del peliculón (del espectáculo) ya está escrito. Cuando veo «Waterworld» aguardo expectante a que Kevin Costner llegue a Tierra (prometida) y diga aquello de que se siente raro y que se marea y hasta le da un vahído porque aquel lugar donde está pisando no se mueve. Si cada vez que visionara la película el final fuera distinto resultaría divertido… Salvo para los incondicionales de Kevin (lo sé), a los que sólo les vale que su héroe solitario siga siéndolo. Así, con ver esa película cada dos o tres años tengo bastante.

Sin embargo hay una película que no me aburro de ver a menudo: «Los visitantes», con Jean Reno y Christian Clavier. Quizá porque es una comedia… Sí, va a ser eso… Y ahora que caigo… empiezo a entender por qué los integristas del Barça no se aburren con el mismo final y los fundamentalistas del Madrid lo ven como un film de terror. Claro, que si lo vieran (y vivieran) como un espectáculo (deportivo)… Es algo tan primitivo…