Otro ignorante

«“Nosotros somos el país que ha ganado más Roland Garros”». Magnas palabras del presidente del desGobierno español, que por otro lado son falsas, porque España como país jamás ha participado en ningún torneo deportivo y menos aún si los profesionales compiten a título personal.

Éste, que venía de listo, ha caído como el otro en la maraña de los deportistas, que han acabado creyéndose la memez aquella de que son los mejores embajadores. Emilito Sánchez Vicario tuvo la ocurrencia de pedir un ministerio para el deporte al «Zapa»; Rafaelillo Nadal tuvo la desfachatez de pedir ser defendido por los poderes públicos españoles, y a fe que han entrado al trapo. La verdad es que entran a cualquier paño que se agite junto al populismo que dan los laureles y los neones de los deportistas exitosos. La chochez del calamocano monarca sólo ha dado para decir que estos de los guiñoles eran tontos. Pues no lo tengo yo tan claro habida cuenta de la popularidad que han alcanzado (y diría que hasta prestigio).

Y aprovechando la debilidad de nuestros mediocres dirigentes, el presidente de la federación de tenis, viéndose dentro de la Moncloa quiso hacer la gracieta: «Si hay un sueño que nos ha convocado a todos, ha sido hacer país, construir España», dijo en alusión a los éxitos de los profesionales del organismo privado que preside. De crear empleo, que es lo que hace falta para construir España, no ha dicho nada. Seguramente para ellos eso no sea importante. Lanzado como estaba, concluyó con un desbarre que es indigno hasta de figurar en este blog.

Con todos estos chamullos van construyendo un castillo de aire que ya tienen casi inflado.

Traición del subconsciente

Eddy Merckx, que de ciclismo sabe precisamente lo que no está en los escritos, ha soltado una perla: «“Si buscan la pureza al cien por cien darían todos positivo”». Y lo corrobora con un mensaje apocalíptico propio del derrotista: «“alguien quiere la muerte del ciclismo”»; inculpa a terceros, exculpa al mundo del ciclismo, algo típico del mediocre. No se puede leer más en menos palabras.

Salvo erróneas interpretaciones (de sentido o de traducción), la ecuación —silogismo sería lo propio— es bien sencilla. Si todos darían positivo es porque todos van dopados. Y lo ha dicho Eddy Merckx, que de ciclismo sabe, ‘precisamente’, lo que no está en los escritos. (Lo repetí en el viejo blog hasta el hartazgo: hoy en día gana quien mejores médicos tiene). No aclara el belga si propugna la permisión de una práctica inveterada en una actividad centenaria, permisión que sería más que adecuada por los motivos expuestos en la versión anterior de este blog. Cabe decir aquí que Merckx, según su ficha wikipédica, fue expulsado del Giro en 1969 por dopaje, precisamente el año en que ganó su primer Tour. Fue también condenado por doparse en otras dos ocasiones, aunque la controversia está servida. En 1970 fue nombrado mejor deportista mundial, algo que evidentemente hoy en día no podría ocurrir.

Al comienzo de la universalización del deporte moderno no se consideraba deporte el practicado por los profesionales, y en consecuencia no les era permitido participar en algunos certámenes (como los olímpicos). Ahora que el COI ha abrazado el profesionalismo como medio rápido de hacer caja debe también aceptar lo que el profesionalismo trae consigo (en el deporte se juntan la ambición por el dinero y el ansia por la notoriedad). Y todo gracias a un activo franquista como fue Samaranch.

País de aldeanos

Si España ha de estar en algún G8 no será ni en el económico ni en el —inexistente— deportivo (otro zapatazo de Zapatero) sino en el de los pobres de espíritu.

Nos empapelan a un juez que ha tenido el valor de hurgar en los crímenes de la dictadura española y empapelan a un ciclista al que no le ha importado enmierdar la credibilidad de honestos ganaderos, pero la gente se tira a la calle clamando «¡inocente, inocente!» para aclamar al ciclista dopado (según el TAS, que le ha condenado), y los políticos han perdido el culo arropándolo y la cabeza diciendo que se comete una injusticia: la alcaldesa de Pinto y la presidenta de la Comunidad de Madrid confunden el culo con las témporas o su cargo con sus representados… Hablan en plural cuando deberían hablar en primera persona, y aquí se descuelga la misma desEsperanza Aguirre apoyando a un tipo sancionado por doparse. No cabe mayor despropósito o mayor empanada mental, pero qué vamos a esperar a estas alturas de la estigmatizada casta política de este país. Deberían pensar estos políticos que sus gustos y sus ideas no son los de la mayoría… ni siquiera coinciden con los de la mayoría de sus votantes.

(La nota del CSD ha sido mucho más equilibrada y responsable).

Sentencia inapelable

Mientras esta mañana me tomaba un caldo (no está la climatología norteña para otros piscolabis, y tengo prohibido el café), dos parroquianos del bistró en el que me refugiaba charlaban animosamente acodados en la barra a un metro de mi paraguas:
—Déjate de gaitas: Alberto Contador es culpable de dopaje.
—¿Y cómo puedes «tú» estar tan seguro? —su contertulio trataba de ridiculizarle a través de la sátira.
—¡Toma!, pues porque lo ha dicho el TAS.

«Y punto pelota«, me dije yo. (enlace visto en Ciclismo 2005).

La repanocha y el acabose

A raíz de los guiñoles franceses mofándose del espectáculo dado en España, con una federación ciclista que no tiene empacho en proteger a su deportista estrella en un caso de dopaje y un presidente de gobierno que interfiere lanzando mensajes directores, el señorito Nadal ha pedido que el Estado español (o sea, todos nosotros; o sea, con nuestro dinero) defienda a los deportistas (profesionales todos ellos) que han sido objeto de burla y escarnio. Y el desGobierno español —¡cómo no!— ha aceptado la misión dictada por el señorito Nadal.

Todo muy en la línea argüida por el olvidado «Pisacharcos» Lissavetzky y el ingenioso hidalgo don Rodríguez Zapatero, aquella aberración de que los deportistas son los mejores embajadores, despropósito que recordaba aquí mismo hace pocos días.

Si el señorito (y millonario) Nadal se considera afrentado, insultado y vilipendiado, que se valga de sus abogados, que a buen seguro no le van a cobrar nada porque los tiene a nómina. No existe un Estado para defender caprichos personales, y menos de unos tipos que cualquier día podrían aparecer en las fotos comiendo filetes con Contador.

Actualización del 17.02.2012 a las 09:27 h.
Por lo que leo en casa de Sergio (Ciclismo 2005) los abogados del señorito Nadal están muy atareados (nada grave… problemas de ricos). Será por eso que pide ayuda institucional.