Nueva ley excretada por el conducto habitual

En La Rioja, una de esas inexplicables comunidades autónomas uniprovinciales desde el punto de vista de la eficiencia económica (aunque pueda tener su lógica desde la eficiencia administrativa… aunque de ser así sobrarían las demás comunidades autónomas, donde cada provincia goza de su correspondiente diputación provincial) han parido otra ley: una ley del deporte nueva.

Esto de excretar leyes sirve de justificación a la existencia de políticos y demagogos, de sus adláteres y secuaces, de palmeros y comepingas varios. ¿Por qué no sancionar una ley en un marco tal que pueda ser modificada aquí y allá parcialmente pero que nos dure cincuenta o noventa años? Uno tiene la sensación de que la puñetera obsolescencia programada se ha instaurado también en los diminutos gobiernos españoles.

Decía que han parido una nueva ley que, alardean provincianamente, tiene casi 200 artículos; como si de la cantidad se derivara indefectiblemente la calidad. Continúa el periodista glosando que la ley que van a derogar llevaba vigente desde 1995, como si esto no fuera ayer (muy posiblemente el becario haya nacido en esa década), y nos explica que el motivo ha sido «que las administraciones (sic) y las federaciones no pueden ser ajenas a la nueva realidad deportiva»; pero, ¿de qué nueva realidad deportiva nos hablan? De forma un tanto críptica y algo oscurantista se nos dice que «la administración (sic) modificará el ámbito normativo y las federaciones ampliarán su ámbito de actuación». Pues bueno, pues vale, pues muy bien.

Y nos dicen que van a enviar el borrador a un montón de instituciones donde lo más seguro es que nadie lo lea o/y que algún zoquete reenvíe la memez interesada que le convenga a él y a su entorno; por supuesto las aportaciones recabadas no serán leídas como ocurre con todos estos trámites populistas. Pero se habrá cumplido con el expediente informativo. Spain is different; es lo que hay.

Eso sí… se nos matiza como de pasada la importancia que tiene «el mundo deportivo riojano». Una de patriotismo chico no podría faltar en esta España desleída y descafeinada, desmembrada y desunida.

El punto estrella, nos dicen, es que la nueva ley del deporte «introduce el concepto de ejercicio físico junto con el de deporte». Y se quedan tan frescos… Señores, a mí esto me parece preocupante. Muy preocupante por dos motivos.

Primero, darse cuenta de que no todo ejercicio físico es deporte está a la altura del descubrimiento de la pólvora mojada. Segundo, legislar sobre la libertad de los individuos de darse un paseo, jugar una partidita en el frontón, andar en bici, o disputar la réplica de la final de la champiñones en la campa del barrio es ir demasiado lejos en el afán legislador.

Da la sensación de que el figura que alumbró una disculpa para secretar esta nueva ley se autoadmira como ombligo del mundo del deporte riojano. Se trata sin duda de alguien que hizo deporte en su juventud con algún que otro éxito relativo y que se ha arrimado a buen árbol, que ya sabemos que con buen sueldete cobija: nada menos que 60.358 euros anuales, chollos varios aparte.

Pero prosigamos, que las risas aún están por llegar.

Ya no sé si boutade (humorada, o chorrada para los de la LOGSE) o tomadura de pelo es que nos digan que «se establece una coordinación administrativa entre todas las consejerías a través de la creación de una Comisión Intersectorial ya que el deporte es un área cada vez más transversal que obliga a coordinar los esfuerzos que se hacen desde cada departamento».

Resulta que ahora el deporte va a paralizar, o cuando menos retrasar, gestiones propias de otros departamentos de la Administración, que a buen seguro no tienen nada que hacer más que colgar postales de sus vacaciones en los armarios. ¡Ah…!, que se creará una «Comisión Intersectorial»… ¿Más dinero público en pagos de dietas por asistencia a reuniones? ¿¡Qué otra cosa podemos esperar de políticos, demagogos, destripaterrones y otras hierbas que pululan por los esquilmados organismos públicos!?

Se justifican, pues, en «la complejidad y heterogeneidad de esta disciplina» para dar cabida a instituciones públicas y privadas de diversa índole, eso sí, consignándolos con el peculiar epíteto de «agentes», que mola mazo en materia legislativa: «agentes de la actividad deportiva», que priva más aún que simple y llanamente «deporte».

Algo habrían de hacer bien (suponiendo que lo vayan a hacer bien), y nos dicen que regularán las profesiones y a los profesionales del deporte. Vamos, que los Técnicos en actividades físicas y animación deportiva (TAFAD, o como se llame en cada alquería española el título de grado superior que se expide en institutos de formación profesional) y los licenciados del Instituto Nacional de Educación Física (INEF) van a tener por fin limpio de polvo y paja el acceso a los puestos de trabajo que les corresponde… Sin el intrusismo del primo del alcalde o del hijo de la concejal que tiene un titulito de fin de semana y que como no tiene miedo a nada se ha lanzado a impartir clases de pilates y de gimnasia pre-parto. También es el que enseña ejercicios con las máquinas del gimnasio del pueblo y la gerontogimnasia para la tercera edad. Spain is different; es lo que hay.

¿Para qué perder el tiempo yendo a la universidad o terminando el Bachiller LOGSE a fin de acceder al grado superior si con un cursillito de 15 horas ya tienes el títulito para dar clases de spinning?

Soy escéptico por naturaleza, así que no traten de hacerme creer que por mor de una nueva ley estos ranchitos de los niñatos del Ayuntamiento van a terminarse de sopetón.

Sigo con la nueva ley riojana del deporte aún sin alumbrar y veo que en ella se «introduce el concepto de deporte de recreación y ocio con la intención de garantizar la organización de actividades deportivas de calidad». Pues que me digan que tiene que ver el culo con las témporas. Debe ser cosa de algún destripaterrones que tienen a sueldo (o del becario enviado a la rueda de prensa del Gobierno de La Rioja —¡qué imponente suena!—, que ya estoy temiendo que me van a matar al mensajero).

También nos dicen que «se fomenta de forma prioritaria» cosillas tales que andar, correr, andar en bici, nadar y supongo que patinar, pero el «iluminao» de turno las engloba como «actividades asociadas a la locomoción». Esto de alargar innecesariamente los términos más naturales de la lengua da como resultado una jerigonza artificial y artificiosa para tratar de elitizar cualquier conocimiento mundano. Cuando no se tiene nada que hacer, el humano de despacho mueve papel, y cuando no se tiene nada que decir, el humano de los despachos retuerce arteramente los conceptos más simples, no fuera a ser que los demás acaben pensando que uno no tiene nada que aportar. Así pues, anoten: «actividades asociadas a la locomoción», pedante y cursi pero llena cuartilla. Spain is different; es lo que hay.

Luego nos dicen que van a «crear un carné deportivo, con servicios similares a los del carné joven», carné joven que nunca ha funcionado en municipios pequeños, o sea, el 99’5% de los municipios riojanos. Lo grave del caso es que deben creerse lo que dicen ya que concluyen: «de tal forma que todo aquel que lo tenga pueda disfrutar de descuentos en establecimientos deportivos». Esto es hilarante en grado superlativo, de verdad. Si tengo una tienda de deportes voy a tener que hacer descuentos pero, ¿en base a qué? ¿Y a mí quién me compensa el descuento? ¿Es que en mi tienda voy a regalar dinero porque lo diga el Gobierno de La Rioja? Apostaría a que no faltará algún botarate con carné del partido al mando (el presidente va para 20 años como cosechero mayor) que tenga una tiendita de zapatillas deportivas y que se sumará a la fabulosa promoción y perderá con agrado su parné haciendo un descuento gracias al muy ilustre Gobierno de La Rioja. Hay que joderse… Toma pan y moja… si puedes… o te dejan.

Para obtener el susodicho carné de deportista el requisito es el siguiente: «podrá solicitar este carné cualquier persona que pueda acreditar la práctica deportiva, sea con una licencia deportiva o través de su inscripción en un curso deportivo municipal o similar». Pero los descuentos que los hagan los que tienen tienda, no los amigos del alcalde en esa empresa que lleva la gestión del polideportivo, piscina, campos de deporte, zona deportiva, palacio de los deportes o como quiera que se llamen en cada minireino municipal. Tampoco nos dicen que los grandes clubes o sociedades anónimas de La Rioja, si es que tienen alguna, harán descuentos en las entradas para asistir a los partidos, no fuera a ser que la avalancha de amas de casa y niños regordetes llenen los estadios con descuentos megafantásticos. Ya veo por dónde va la promoción deportiva…

Llegamos al apartado económico, verdadero exponente de la voluntad de un gobierno. Con ocasión de una cena privada cierto diputado buen amigo de un servidor me dijo: «las políticas se plasman en los presupuestos».

Pero mejor les copio íntegramente el párrafo a ver si ustedes se enteran de algo, porque la indefinición es la regla de oro en esto de legislar y gobernar: «Además, se define y se concreta un modelo de financiación del deporte, ayudas públicas e incentivos privados, de esta forma se introducen criterios sociales deportivos a la contratación pública cuando ésta tenga un objeto vinculado al deporte y, por otro lado, se establece el reconocimiento empresarial deportivo».

Da la sensación de que tan importante capítulo escapa a las manos del gañán o destripaterrones que ha pergeñado semejante bodrio legislativo. Pero adónde vas con casi 200 artículos para una ley deportiva en una provincia con poco más de 300.000 habitantes, o sea, un barrio de Madrid; que se trata de la comunidad autónoma más pequeña del Estado español, dejando aparte las ciudades autónomas (que ya tiene tela esto de «ciudades autónomas») de Ceuta y Melilla.

Se ocupará la nueva ley de la salud de los deportistas legislando algo más viejo que la moto de Atila, obligando a «llevar a cabo reconocimientos médicos para poder obtener una licencia deportiva»; eso sí, le dan nombre rimbombante: «el Plan Riojano de Asistencia Médica en el Deporte». Por mayúsculas que no quede. Pero entonces,¿qué es lo que tenían hasta ahora si éstas son las novedades? ¿Y qué ha estado haciendo este tipo que accedió al cargo hace más de diez años?

Y crean (¿¡crean!?) el Registro General del Deporte donde se inscribirán asociaciones deportivas. Y hasta ahora, ¿dónde se inscribían los clubes deportivos? Quizá en el registro general de asociaciones… Que bien pensado es como debería ser. ¿A qué duplicar los registros de asociaciones segregando del general el de las deportivas? Claro, a justificar los gastos del personal adscrito a la Dirección General del Deporte. Otro organismo con presupuesto diferenciado y nómina especial para el director general de deportes, que ha de ser por fuerza el gañán que está detrás de todo este esperpento.

Nos dicen que en este nuevo registro general de deportes se han de inscribir también los profesionales del deporte. ¿Es que no tienen colegio oficial los licenciados de INEF en La Rioja? ¿Es que las federaciones deportivas no llevan un registro de sus monitores y entrenadores? ¿Es que la Administración deportiva de La Rioja tiene tan poco que hacer que necesita justificarse duplicando tareas que realizan estos organismos privados?

Ya concluyendo nos dice la noticia que se obliga, como lo oyen, se obliga, a que «todas las entidades y colectivos inscritos en el Registro General del Deporte» se supediten a un «sistema arbitral de resolución de conflictos». Esto es la pera limonera, el colmo de la insensatez en un estado de derecho. Vamos, que soslayan de un plumazo todo el entramado judicial en esta plaza, Administración de Justicia a la que todo ciudadano tiene derecho a acudir. Repito: DERECHO A ACUDIR. Todos sabemos que estos laudos arbitrales se basan en la aceptación por las partes del fallo de los árbitros y en que no acudirán a la Justicia si el fallo no les satisface. Pero algo que es y debe seguir siendo un acto voluntario de cada una de las partes en La Rioja lo convierten en obligatorio. Spain is different; es lo que hay.

Me da que esta ley, de aprobarse tal cual, termina en el Constitucional, aunque son los redactores de la ley y el gañán domesticado quienes deberían dar con sus huesos en las filas del INEM por ineptos, incompetentes y por «ser ajenos» a la realidad social del país donde habitan, por mucha «nueva realidad deportiva» que hayamos alcanzado y no nos dejen permanecer ajenos a ella con una ley mal alumbrada.

Finaliza el texto periodístico, del que espero sea fiel a lo que la ley riojana del deporte pretende, porque de lo contrario estaré haciendo soberbio papelón, animando (y espero que no obligando) a las federaciones a crear la figura del deportista popular.

Esto no lo acabo de entender; veamos: un deportista federado participa en competiciones federadas, tales que campeonatos y ligas. Su actividad deportiva está ‘controlada’ en todo momento a través del club al que pertenece y de la federación. Un deportista popular es el que por su cuenta y riesgo se inscribe en una media maratón popular o en una carrerita de patines del barrio, o en una vuelta ciclista a los páramos que circundan su pueblo. Si se lesiona practicando deporte «popularmente» acude a su centro de salud para que se le diagnostique su dolencia o lesión. En La Rioja, cualquier ciudadano, pagando la licencia federativa, podrá acudir a los servicios médicos contratados por la federación a través del seguro deportivo obligatorio para ser atendido de cualquier lesión, producida (o no) durante la práctica deportiva popular o su entrenamiento particular y privado del que nadie tendrá nunca constancia.

Tengo para mí que: 1) las aseguradoras no van a tragar semejante embauque, o 2) subirán el precio de la póliza en cuanto se disparen las consultas a los servicios de traumatología y todas las pruebas especiales asociadas a él: escáneres, resonancias y artroscopias, sin hablar ya de rayos X y salas de vendajes, férulas y ortopedias varias, que todo tiene su coste. El aumento de la póliza acabarán pagándolo los deportistas federados de toda la vida.

En fin, que sobre el papel del periódico todo queda muy bien, sobre el papel del despacho cualquier cosa puede escribirse, y sobre el papel del Parlamento del insigne Gobierno de La Rioja todo puede ser aprobado, pero regurgitar nuevas leyes innecesarias o/y carentes de sentido debería ser tipificado como nuevo delito de atentado sobre la inerme e indefensa población, eso sí, también estúpidamente mansa y dócil.