La repanocha y el acabose

A raíz de los guiñoles franceses mofándose del espectáculo dado en España, con una federación ciclista que no tiene empacho en proteger a su deportista estrella en un caso de dopaje y un presidente de gobierno que interfiere lanzando mensajes directores, el señorito Nadal ha pedido que el Estado español (o sea, todos nosotros; o sea, con nuestro dinero) defienda a los deportistas (profesionales todos ellos) que han sido objeto de burla y escarnio. Y el desGobierno español —¡cómo no!— ha aceptado la misión dictada por el señorito Nadal.

Todo muy en la línea argüida por el olvidado «Pisacharcos» Lissavetzky y el ingenioso hidalgo don Rodríguez Zapatero, aquella aberración de que los deportistas son los mejores embajadores, despropósito que recordaba aquí mismo hace pocos días.

Si el señorito (y millonario) Nadal se considera afrentado, insultado y vilipendiado, que se valga de sus abogados, que a buen seguro no le van a cobrar nada porque los tiene a nómina. No existe un Estado para defender caprichos personales, y menos de unos tipos que cualquier día podrían aparecer en las fotos comiendo filetes con Contador.

Actualización del 17.02.2012 a las 09:27 h.
Por lo que leo en casa de Sergio (Ciclismo 2005) los abogados del señorito Nadal están muy atareados (nada grave… problemas de ricos). Será por eso que pide ayuda institucional.