Bula para no trabajar

Euan Murray juega de pilier con el XV del Cardo, pero este fin de semana se ha quedado en casa por decisión propia. Resulta que de la noche a la mañana se hizo creyente (o muy creyente, que ignoro la cantidad de creencia que le tiene afectado) y desde 2009 no juega los domingos porque su religión le prohíbe trabajar ese día. En puridad, jugar al rugby para él sí es un trabajo dado que es deportista profesional, lo cual constituye un problema porque los partidos se deberían jugar preferentemente en domingo, para solaz de la parroquia que paga directa o indirectamente esos sueldazos (no tan millonarios como los del fútbol).

Es tan profesional con la selección de la federación de Escocia como lo es con los Falcons de Newcastle. Y han comentado por la tele que tanto en su federación como en su equipo respetan sus creencias.

A mí esto me tiene amoscado (por supuesto me ha venido a la memoria aquel filme ochentero, «Carros de fuego»). Yo pensaba que esto era propio de otras épocas o de musulmanes y judíos (ya lo comenté en el blog anterior) y respetado en sus culturas, pero por lo visto en Occidente también se estila. Esta semana tengo planeado decirle a mi empresa que mi religión no me permite trabajar los lunes, a ver si también a mí me respetan mis creencias. Al fin y al cabo cobro menos que este «profesional».